Siempre pensamos que lo más efectivo para evitar el deterioro de una
línea abandonada es utilizar la infraestructura existente, y de forma
concreta: la utilización de zorras "es lo más cercano a un tren",
salvando las obvias diferencias. Hacer rodar sobre rieles llantas
metálicas es lo más cercano a recuperar la operatividad de un
ferrocarril.