martes, 15 de febrero de 2011

La caña, esa vieja testaruda

En zonas donde la vía se eleva y corre sobre terraplén, es frecuente observar la presencia de densos cañaverales. Estos cumplen la función de apuntalar el montículo de tierra y evitar que el paso del tiempo lo debilite y se produzcan eventuales desmoronamientos.

Pero el remedio se puede volver enfermedad: durante el verano, la caña tacuara crece con tanta fuerza y velocidad que sus tallos de más de tres metros pueden obstruir totalmente la vía en pocas semanas. Por esta razón, el control periódico de cañaverales es una de las principales tareas de mantenimiento de la línea.

Con este propósito coincidieron el último fin de semana las cuadrillas de Espora y Mercedes, las cuales trabajaron intensamente sobre los cañaverales linderos al puente del Río Luján, a la altura del km 111.

Generalmente, los cañaverales refuerzan el terraplén cerca de puentes y alcantarillas


La motoguadaña es la herramienta de mano más efectiva para el desmalezado


El machete, el otro aliado clave


Las cañas cortadas se apilan a los costados para quemarlas una vez secas

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